Lope desata una tormenta en casa de Shakespeare



Fuente: Ana Mellado (abc.es)
Las emociones nunca estuvieron supeditadas a la palabra, ni mucho menos al idioma. Más allá del texto, el teatro posee esa majestuosa capacidad de transmitir a través de una cuidada puesta en escena. Disfrutar de una obra en una lengua desconocida requiere una diligencia y una entrega similar a la de dos enamorados que hablan distinto idioma.
Los actores de la compañía española RAKATá lograron el pasado lunes acercar al hermético público británico las palabras, obviamente, en castellano, del dramaturgo Lope de Vega, en el gran templo shakesperiano de Londres.
Por primera vez, las tablas del emblemático teatro The Globe se ponían a los pies de un escritor español. La apuesta era muy arriesgada y las condiciones climatológicas no jugaron a su favor. Aún así pusieron en pie a todo el público con su interpretación de «Castigo sin venganza», una obra que Lope compuso en 1631, ya con 68 años.
El cielo londinense se desahogó con furia durante la primera de las seis representaciones. Algo que no dejaría de resultar insustancial si no fuera porque buena parte de la audiencia seguía la obra de pie, al raso, en un amplio patio central. La lluvia no pudo con un estoico público, refugiado en chubasqueros, completamente entregado a la interpretación. Eso sí, en ese momento, más de uno aprovechó para trepar a uno de los bancos de madera a cubierto. El teatro es una réplica del original del siglo XVII, en el que el bardo estrenó alguna de sus creaciones y por tanto se mantiene fiel al estilo de la época.
«Fue fascinante ver cómo caían toneladas de agua y la gente continuaba allí, atenta a la historia. Imagino que en Reino Unido están acostumbrados, de alguna manera, a la lluvia», relató elcofundador de la compañía RAKATá, Rodrigo Arribas, quien subrayó que la tormenta estalló en el momento más adecuado para el desarrollo de la obra, cuando la tragedia se acercaba a su desenlace.

Crítica a los subtítulos

El turbulento triángulo amoroso entre el conde Federico, su padre y la prometida de éste, Casandra, ensimismó tanto a los españoles presentes en el público, como a los espectadores habituales de las obras de Shakespeare en inglés. Estos en muchos casos renunciaban a leer las explicaciones de la escena en inglés para dejarse llevar por los gritos, las expresiones faciales, las escenas de pasión y los cuchillos ensangrentados que hablaban por sí solos en una lengua internacional.
«Es muy raro que programemos a dramaturgos clásicos en lengua no inglesa. Es algo nuevo para nosotros, así que estamos encantados por ver cómo funciona Lope de Vega», apuntó el productor ejecutivo del Globe, Tom Bird.
Para los no hispanoparlantes se proyectó en inglés un resumen sobre la acción que estaba transcurriendo, pero nunca la traducción literal de los diálogos. «Resulta bastante frustrante que a uno le digan que un personaje está gastando una broma, pero no sepa qué broma», comenta Lyn Gardner, la crítica del «The Guardian».
Sí es cierto, que a veces esa ayuda para tratar de seguir la obra resultaba bastante contraproducente. Pero sin un mínimo soporte en inglésmuchos no se habrían atrevido a comprobar que el castigo, celos, el amor, la traición y la venganza suscitan el mismo tipo de sensaciones en cualquier cultura.
Para Gardner, la obra destaca por algunos momentos brillantes y principalmente por el papel de Aurora, interpretado por Alicia Garau. En cambio señala la ineficiencia de los comentarios y el uso excesivo de los violines para añadir una profundidad emocional que acaba resultando un tanto artificial.
El director de la obra, Ernesto Arias, tuvo que adaptar la puesta en escena a la singularidad del espacio londinense, que presenta un escenario vacío, con tres puertas y dos columnas, y que no posee iluminación artificial. Como novedad incluyó a músicos en directo(un trío de cuerda), que no han acabado de encajar del todo en el transcurso de la obra.
Pero lo que sin duda brilló fue la mano de Shakespeare tendida a Lope de Vega. Dos de los mayores genios de la historia del teatro universal unidos por una noche. «Ambos eran capaces de trazar retratos enormemente perfilados de la naturaleza humana, de lo mejor y peor del ser humano, a través de los conflictos que escribían en su obras», relató Arribas.

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