Russafa baila al ritmo de su festival de danza
Fuente: elpais.com
Sala Russafa intensifica su actividad con la segunda edición del festival Russafa en Dansa, una iniciativa que se celebra entre el 7 y el 19 de mayo y traerá la danza al corazón de uno de los barrios más inquietos de la ciudad, Russafa, y con la que el centro cultural apuesta por una de las artes escénicas con mayores dificultades para acceder a las carteleras.
Su programación se asocia por segunda vez a la Temporada Internacional Dansa Valencia para ofrecer el estreno en la Comunidad Valenciana de Deslocalizados (7 y 8 de mayo), un espectáculo compuesto por tres piezas de tres coreógrafos emergentes de Portugal, Francia y España que se presenta como viaje desde el interior de lo humano hasta aquello que lo rodea.
"El portugués João Costa Espinho aporta una coreografía donde el ser humano se cuestiona a sí mismo hasta el punto de querer transformarse, traspasando los límites de su propia especie. El fundador de la compañía francesa YMA, Orin Camus, presenta una reflexión sobre la omnipresencia de la silla en nuestros días, puesto que la raza humana parece abocada a pasar cada vez más horas sentada sobre ese mueble", explica la nota de presa del festival. Completa el espectáculo el valenciano Santi de la Fuente, de la compañía La Coja Dansa, con una coreografía basada en el ladrido, o más bien en la pérdida de ese sonido, diluido entre la saturación acústica de las grandes ciudades. La conjunción de tres puntos de vista distintos hace de Deslocalizados una oportunidad para conocer el dinamismo de una disciplina que se empeña en crecer y llegar a más públicos, pese a la tendencia generalizada de los teatros y centros culturales de programar espectáculos de corte más comercial.
En su reivindicación por este tipo de espectáculos que intenta acercar la danza al gran público, dentro del festival Russafa en Dansa Sala Russafa acoge el estreno absoluto del nuevo trabajo de Toni Aparisi, uno de los bailarines y coreógrafos valencianos más inquietos, cuya labor se ha visto reconocida con galardones como el Premio Max o dos Premios Abril al Mejor Bailarín. Aparisi dirige e interpreta Historia de un soldado (9-12 mayo), espectáculo basado en la composición de Stravinsky que adaptaba un cuento popular ruso protagonizado por un soldado que se cruza con el diablo cuando vuelve del campo de batalla y le vende su alma, representada por un violín, a cambio de un libro mágico con el que podrá conseguir todo lo que desee. Sin embargo, conforme se enriquece, va perdiendo el cariño de aquellos que le rodean.
Aparisi cuenta para la puesta en escena con música en directo, interpretada por la Orquesta Ciutat de Llíria. Completan el reparto las bailarinas Paloma Calderón e Inés Ballester, junto al actor Àngel Fígols, narrador de este completo espectáculo sobre la corrupción del alma.
La semana próxima, la programación de ‘Russafa en Dansa’ continúa con uno de los géneros dentro de la danza que busca actualizarse. Tras siete años investigando en esta línea, la compañía valenciana Ballet Español Fusión propone en su espectáculo Miradas (del 15 al 17 de mayo) un cruce entre el ballet español y la danza contemporánea interpretado por las bailarinas Almudena Alcover, Sara Benajas, Alejandra García, Ana I. García, Sara Gil, Lina Martínez, Teresa Monterde y María Valle. Isabel Pérez dirige esta pieza de fuerte estética pero que apela a todos los sentidos, ya que a la fuerza visual del espectáculo se añade la potencia sonora de la percusión en la música de raíz flamenca creada por el compositor valenciano Jesús Serrano.
El broche final al festival lo pone el bailarín, profesor y coreógrafo malagueño Manuel Cañadas con la compañía Perros en Danza, bajo la dirección de Belén Lario. Tras su éxito en varias ciudades españolas, Russafa en Dansa estrena en la Comunidad Valenciana ¡Petroff solo quiere bailar! (18 y 19 de mayo), una especie de “metaespectáculo” que realiza una autocrítica sobre el mundo de la danza desde el humor. Su protagonista es un bailarín a quien, pese a que le gustaría hacer otras cosas, le resulta imposible dejar de danzar. Y no sólo baila sino que también crea las historias, la escenografía, las luces, la banda sonora e incluso el público que asiste a sus espectáculos imaginarios. Una propuesta fresca e innovadora que reivindica la necesidad de expresión y el arte como forma de vida a través de un inquieto personaje que ansía contar, inventar, rozar la perfección a través del movimiento.
"Un espectáculo que refleja el espíritu del festival creado por Sala Russafa con la intención de reivindicar el valor del baile, de una de las formas de expresión artística más antiguas, universales y honestas del ser humano", concluye la nota.
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