BALANCE TEMPORADA 09/10


Agosto ha llegado y después de una larga temporada teatral, los principales teatros cierran sus puertas hasta el inicio de la próxima, en septiembre. Once meses de ajetreo teatral que a pesar de su intensidad, y como viene siendo habitual en años pasados, no han dejado el sabor de boca esperado. Cierto es que, a pesar de la crisis, que según las programaciones avanzadas se notará más este curso que en el ejercicio anterior, la temporada ha estado cargada de buenos propósitos que han acabado en despropósito.

Comenzaba la temporada, a inicios de septiembre con Urtain de la compañía madrileña Animalario. Ganó en críticas y en público, aunque algunos les dejó frío tanto contenido de la España cañí. Aunque lo mejor siempre está por llegar, y en los primeros meses del 2010 se pudo ver muestras de recuperación como en Escenes d'un matrimoni (/Sarabanda) con una primera parte excelente que perdía fuelle en la segunda. Es precisamente esta obra la que nos devolvió a la escena catalana a uno de los grandes actores del país, Francesc Orella. Hasta que llegó Daniel Veronese (después de su paso por el Festival Temporada Alta) y nos iluminó el camino con su genial El desarrollo de la civilización venidera, la mejor obra de la temporada.

Sin duda, el Teatre Lliure es el que mejor programación ha tenido de todos los teatros de la capital catalana y el público una vez más lo ha sabido reconocer agotando, en varios espectáculos, las localidades. Como es el caso de American Buffalo dirigida por Julio Manrique, director que ha visto consolidada su labor detrás del escenario este año. Del Lliure también salió un experimento Dictadura-Transició-Democràcia, al que una vez más volvió a recompensar el público y la crítica y que puso la primera piedra para el inicio de una forma 'alternativa' de construir un espectáculo.

Pero no todo fueron buenas caras, también hubo derrotas, de las que se pueden pronosticar y de otras que cogieron a más de uno por sorpresa. Después de una lectura más que exitosa la temporada 08/09, organizada por la Fundació Romea, El Café era una de las obras más esperadas de la temporada en el Teatre Romea. Mismo director, algunas variaciones en el reparto y un fallo inequívoco en la elección de la escenografía, mejor olvidemos que existió.
Por contra, y después de la cancelación de Blackbird, Duet per una sola veu, la segunda mejor obra del año teatral, también en el Romea, nos dejó la mejor interpretación femenina de la temporada, con una descomunalmente magnífica Àngels Bassas que se ha ganado a pulso este año un mayor protagonismo dentro de la Compañía Romea.

La temporada 09/10 nos deja la puesta de largo del renovado T-6 del Teatre Nacional de Catalunya. Marta Buchaca (A mi no em diguis amor), Carles Mallol (M de Mortal) i Pere Riera (Lluny de Nuuk) han desfilado por el escenario de la Sala Tallers, con mayor o menor gloria pero con un gran éxito de público. Tres propuestas diferentes, argumentales, de manera de hacer, destacando la dirección y construcción argumentativa de Pere Riera y la frescura y el dinamismo de Carles Mallol. Más allá de la Sala Tallers, el TNC ha tenido una temporada irregular, con sonoros éxitos como El Ball (con una majestuosa escenografía), El Jardí dels cinc Arbres o Marburg.

Y este año antes de la traca final, se han quedado las que con diferencia son las peores obras de la temporada. Eso sí, a ojo de crítico, porque a ambas las ha acompañado el reconocimiento del público que masivamente ha llenado las salas. La obra estrella del Teatre Goya de esta temporada, Un marit ideal, dejaba patente que hay obras que no necesitan actualización. Y casi al final de temporada, Tres dones i un llop, una versión adulta del cuento infantil de Caperucita, pero esta vez sí, se la comió el lobo.

Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado. Para los ansiosos queda un largo mes de agosto antes de que todo vuelva a empezar, de que la savia teatral vuelva inundar nuestras venas, y no se olviden de que para criticar antes hay que ver, vayan y pueblen la salas y luego vuelven y nos lo cuentan.

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