Philippe Blasband sale eufórico del Apolo
La pieza se conoció en España primero como lo que fue, una bellísima película estrenada en Francia en 1999 bajo la dirección de Fréderic Fonteyne, con Nathalie Baye, Sergi López y Paul Pavel como protagonistas. En Francia la producción teatral llegó poco después interpretada por Émile Beaudry y Amélie Carrie, bajo la dirección de Michel Maxime Legault. A partir de ahí se ha visto sobre los escenarios de muy diferentes países de Europa y América.
Blasband, nacido hace 46 años en Teherán de madre de origen iraní y padre belga, de origen judío polaco y austriaco, es un hombre tímido, sencillo y nada pomposo, hasta el punto de que asiste a su estreno en camiseta y pantalones juvenilmente arrugados. Ha vivido en Inglaterra, Estados Unidos, Irán, Israel y Bélgica, donde aún reside y está más claramente inclinado por la escritura para el cine que para el teatro, aunque le gusta poner en escena sus propios textos. Aunque , en esta ocasión se mostraba muy satisfecho con el trabajo de González Gil a partir de la trducción del dramaturgo español José Ramón Fernández.
"Me ha sorprendido mucho el espectáculo, posee una muy bella puesta en escena, de hecho es la más sofisticada de todas las que he visto y de todas las que he hecho, es técnicamente muy interesante, porque le da muchas posibilidades al relato y a los actores", comentó Blasband poco después de asistir a la representación de la que destacó en primer lugar el trabajo de Ribó y Vega.
"Los actores están muy bien, tienen una fuerza muy especial, y ver cómo abordan la función hace que desde mi perspectiva vea todo cambiado, el ritmo, la sonoridad, todo cambia, la manera de cómo ellos muestras la emoción es totalmente diferente, por supuesto reconozco la pieza, porque la han respetado totalmente, y no tiene que ver con que no conozca el idioma, porque si la viera en chino sabría todo palabra a palabra, es otra cosa, es cómo muestran los sentimientos", dice.
El autor, que se ha enterado de que los protagonistas son pareja en la vida real, no sabe si este hecho es importante para los espectadores: "Sé que para mí, no tiene la misma fuerza que para ustedes, pero lo que sé es lo importante, y es que son muy buenos actores, por lo demás no sé si sería de otra manera de no serlo", y añade, "hasta donde yo sé es la primera vez que la interpreta una pareja en la vida real y creo que es perfecto para esta obra", señala el autor que quizá ha olvidado que en Chile la interpretaron en 2008 Daniel Muñoz y Heidrun Breier, un conocido matrimonio de actores.
Cuando escribió la pieza ya existía el mundo de internet, aunque no de una manera tan generalizada como hoy: "Quizá ha sido un poco premonitorio de lo que iba a ocurrir, con el encuentro de parejas con gustos sexuales particulares; pero es algo que también ha facilitado el encuentro entre coleccionistas de sellos o pequeños coches, todo esto de buscar a otro con tus propias particularidades ahora con el mundo de internet es mucho más fácil", señala Blasband que ya estrenó en España hace una década Las comedoras de chocolate.
Para él el teatro es un algo mágico que hay que respetar como si fuera una religión: "El teatro es necesario para la sociedad por una razón, porque el mundo occidental tiene necesidad de que haya gente que sobre la escena que hagan un ritual laico; la misa desde el laicismo se instala sobre el escenario y los espectadores están ahí compartiendo con los actores un rito muy importante, como en una iglesia los fieles comparten con el cura aquello que sucede, y lo importante es que los actores hagan ese ritual".
Fuente: Rosana Torres (www.elpais.com)
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