El Châtelet estrena la primera versión escénica de "Un americano en París"


Fuente: EFE vía abc.es
París vive ayer un estreno absoluto muy especial, el de la comedia musical «Un americano en París», primera versión escénica del filme que Vincente Minnelli creó en 1951 y coproducción inédita entre un teatro público francés, el Châtelet, y Broadway.
Al estilo del circuito neoyorquino, adonde llegará el próximo marzo, las «previas» comenzaron en París el 22 de noviembre, pero ayer tuvo lugar el estreno oficial de esta obra inspirada en la mítica película ganadora de seis Óscar, entre ellos el del mejor filme y el mejor director.
El musical tomó como punto de partida el poema sinfónico escrito en 1928 por Georges Gershwin (1898-1937), compositor autodidacta de origen rusojudío, que había inspirado a su vez la película coreografiada por Gene Kelly, su protagonista junto a Leslie Caron.
Robert Fairchild, primer bailarín del New York City Ballet, y Leanne Cope, miembro del Royal Ballet de Londres, heredan en la nueva coreografía del británico Christopher Wheeldon los papeles principales de Jerry, veterano de guerra estadounidense aspirante a pintor, y Lise, futura bailarina estrella de quien todo el mundo se enamora.

Mismo argumento

Con una inversión de más de diez millones de euros (12,4 millones de dólares), el estreno conlleva dos debut notables, el de Fairchild como cantante y el de Wheeldon como director de escena, al frente de treinta actores y bailarines.
Una veintena de músicos, algo menos de lo habitual en el Châtelet, sirven la música del creador de melodías tan conocidas como «The Man I Love» o «Rhapsody in Blue».
La acción transcurre sobre el escenario cuatro años antes que en el filme, aquí justo al término de la II Guerra Mundial, en plena liberación, y ya no en 1949, por obra del libretista Craig Lucas, quien profundiza además en la psicología de unos personajes dibujados por Minnelli con elegancia pero sin entrar en detalles.
El argumento, sustancialmente el mismo, relata el amor que sin saberlo sienten por la misma joven tres amigos: Henri, rico heredero francés que arriesgó su vida para salvar del nazismo a la magnética Lise, con quien piensa casarse; y dos veteranos de guerra estadounidenses, un compositor (Adam) y un pintor (Jerry).
Sin trastocar el final feliz que unirá para siempre a Jerry con su amada, la nueva versión da vida a elementos clave de la historia como el origen judío de Lise, el recuerdo de los horrores de la Ocupación nazi, la recuperación del jazz proscrito por Hitler o la homosexualidad latente de uno de los protagonistas.
Abierto con una vistosa retirada de banderas nazis y cerrado con el célebre ballet del filme, el conjunto se activa sobre decorados y vestuario de Bob Crowley, mientras que Rob Fisher firmó la adaptación, la supervisión y los arreglos musicales, orquestados por Christopher Austin y dirigidos por Brad Haak.

Celebración de la danza y de París

Iniciados en Nueva York, los ensayos del equipo, en su mayor parte anglosajón, siguieron en París, donde se presentaron las maquetas y se fabricaron todos los decorados, trajes y accesorios.
«Es verdaderamente una creación del Châtelet al 50%», subrayó a Efe su director, Jean-Luc Choplin, coproductor junto a dos empresarios de Broadway con quienes compartía dos objetivos comunes: montar el musical y que Wheeldon lo dirigiera.
El fruto es una «celebración de la danza y de París como capital de las artes y las luces, un himno al amor y a la vida», resumió.
Tras las 34 representaciones que hasta el próximo 4 de enero habrá ofrecido el Châtelet, se espera que «Un americano en París» permanezca al menos un año en el Palace Theatre neoyorquino.

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