Tina Sainz: "Norma es una niña grande"


Fuente: Julio Bravo (abc.es)
La actriz chilena María Canepa, enferma de alzheimer a sus ochenta y cinco años, tenía un sueño: casarse por la iglesia con Juan Cuevas, con el que llevaba viviendo casi treinta años. Lo consiguió. En su historia encontró la inspiración Juan José Campanella para su película «El hijo de la novia», cuyo guión escribió junto a Fernando Castets. Años después de su estreno, José Antonio Vitoria, guionista y dramaturgo español, coincidió con Castets en Suiza, en unos cursos en los que se proyectó el filme de Campanella. «Charlando después con Fernando -recuerda Vitoria-, le dije que sería magnífico llevar esahistoria al teatro; le gustó la idea, y me dijo que adelante... siempre que no le hiciera trabajar a él».
Éste es el germen de la versión teatral de «El hijo de la novia», que José Antonio Vitoria ha realizado junto a Garbi Losada. La función, que vio la luz la semana pasada en Bilbao, llega ahora al teatro Bellas Artes de Madrid, donde estará hasta el 2 de noviembre. La propia Garbi Losada dirige la obra, con un reparto integrado por Tina Sáinz, Álvaro de Luna, Juanjo Artero, Mikel Laskurain y Sara Cozar.
Tina Sainz no pisaba los escenarios desde hace más de cuatro años, cuando interpretó «La marquesa de O». «Me han ofrecido varias cosas desde entonces -dice la actriz-, pero tengo ya una edad y una situación que me permite embarcarme solo en proyectos que me gustan mucho». A esta función, claro, no podía decirle que no. «Imposible. Además, me llamó Jesús Cimarro, que es una de las dos personas -el otro es José Samano- a quien no puedo negarle nada. Me vino además con este proyecto tan bonito, y con estos compañeros tan maravillosos, y estoy feliz».
Tina Sainz interpreta en la película a Norma, una mujer con alzheimer que tiene un viejo sueño: casarse por la iglesia; su marido es Álvaro de Luna, con el que la actriz nunca había coincidido sobre un escenario. «Habíamos hecho cine juntos -dice-, pero nunca teatro. Pero somos amigos desde hace muchísimos años, nos admiramos y nos queremos; los dos éramos del círculo de amigos de Fernando Fernán Gómez, y la complicidad entre los dos ha sido inmediata. Álvaro tiene una naturalidad extraordinaria. A mí, siendo totalmente distintos, me recuerda en ese aspecto a Alberto Closas». ¿Ayuda la amistad personal a la hora de abordar la relación de los personajes

Historia de amor

La historia de amor que cuenta «El hijo de la novia» se entrecruza con la historia de Rafael Belvedere (Juanjo Artero), a sus cuarenta años inmerso en una crisis económica y de valores. Dedicado las veinticuatro horas al restaurante heredado de su padre, y que pasa por muchos apuros, está divorciado y tiene una hija a la que no ve; la relación con su actual novia (Sara Cozar) no atraviesa un buen momento y, además, no encuentra tiempo para visitar a su madre, enferma de alzheimer e internada en un geriátrico. Se suman entonces varios acontecimientos que terminan de desestabilizar a Rafael y le causan un ataque al corazón: una cadena internacional de restaurantes le propone comprar el negocio, su novia le plantea un ultimáum y su padre está empeñado en cumplir el sueño de su madre y casarse por la iglesia después de muchos años de convivencia. La llegada de un amigo de la infancia (Mikel Laskurain) le ayudará a rehacer su vida.
El recuerdo de la película de Juan José Campanella es inevitable. Confiesa Tina Sainz que al principio estaba un poco asustada. «El peronaje se llama Norma, como la actriz que lo interpretó en el cine. Pero cada actor tiene algo distinto que ofrecer y le da al personaje su propia vida. Lo importante es que los personajes estén. Además, esto es teatro, y la experiencia para los espectadores es muy diferente. Nuestra intención es que aquel que venga con la imagen de la películase olvide de ella al momento de levantarse el telón; y creo que lo conseguimos. Álvaro de Luna habló con Héctor Alterio -que interpretó su papel en la película, y le dijo que estaba preocupado por las comparaciones. Y Alterio, que estaba intepretando “En el estanque dorado”, le contestó: “Entonces yo, que tengo que enfrentarme al fantasma de Henry Fonda, ¿cómo debería estar?»

Difícil y peligroso

Interpretar a una enferma de alzheimer no debe de ser, evidentemente,tarea fácil. «Es además muy peligroso -completa Tina Sainz-, porque todo el tiempo estás en el filo de la exageración. Es difícil, y especialmente para mí: yo soy una persona con mucha energía, y debo trabajar para controlarla, porque el personaje está en un nivel diferente, tiene un modo distinto de percibir la realidad. Los enfermos de alzheimer viven en un territorio entre el presente y el pasado, y resultan absolutamente imprevisibles. Tienen una sensibilidad diferente. ¿Dónde están? En un lugar indeterminado».
Cuenta la actriz que durante la función no abandona en ningún momento el personaje, ni siquiera cuando sale del escenario. «Solo tengo cuatro escenas, pero entre cajas sigo trabajando. En ese momento estoy en la residencia; necesito hacer un vaciado de cabeza. Me siento y veo a mis compañeros, pero es como si estuviera viendo la televisión con la mente completamente en blanco. Si lo hiciera de otro modo, no podría trabajar este personaje. No me veo capaz de entrar y salir de él cada vez que entro y salgo de escena».
No ha recurrido Tina Sainz, para preparar el personaje, a otro tipo de preparación; no ha visitado ningún centro de enfermos ni ha consultado con médicos. «Mi madre padeció alzheimer, y hubiera sido meterme en un túnel muy doloroso». Asegura que ha sido más un trabajo «con la imaginación y la memoria emotiva». Entre los ejercicios que ha llevado a cabo para acercarse físicamente al personaje, cuenta que ha hecho muchos ensayos «con los ojos vendados, para conseguir reproducir la inseguridad que tienen los enfermos de alzheimer, la fragilidad y el miedo». Es al tiempo, reconoce, un personaje agradecido, «que mueve a la ternura, a la piedad, a la reflexión... Es una niña grande».
Si entrar en un personaje de estas características es complicado, también lo es, consecuentemente, salir de él. «Necesito más tiempo para salir del personaje; necesito actividad, distracción, tomar unas cervezas... Romper con él totalmente. Si no, sería horroroso».

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