LA TREVA



TEXTO: DONALD MARGULIES
TRADUCCIÓN: CRISTINA GENEBAT
DIRECCIÓN: JULIO MANRIQUE
INTÉRPRETES: CLARA SEGURA, DAVID SELVAS, RAMON MADAULA y MIMA RIERA
DURACIÓN: 1h 45min
FOTO: GUILLERMO A. CHAIA
PRODUCCIÓN: LA BRUTAL, LA VILLARROEL y BITÒ
LA VILLARROEL

Hay pocas historias donde sean las mujeres las que muevan los hilos. Un personaje que parece hecho por y para el lucimiento, una vez más de Clara Segura. La Segura que entra renqueante en escena, pero que al mismo ritmo que su personaje consigue sobreponerse de los varapalos que le otorga un texto irregular y se vuelve a meter al público en el bolsillo. 

La otra delícia de personaje lo interpreta Mima Riera, que como nos quiere la cosa, dibuja una delicada, tierna y cómica Mandy Bloom. Con un punto de naïf que condimenta cada una de sus intervenciones, poco a poco su inocencia se hace estimar y deseas que vuelva a aparecer por la puerta. En La Treva los personajes masculinos son secundarios, están, son presentes, pero al compararlos con los femeninos llevan todas las de perder. 

Cesc Calafell ha construido una escenografia a dos bandas, un precioso loft donde vuelve una derrotada fotoperiodista de guerra después de ser abatida. Un impás, una tregua, en su carrera que le lleva a preguntarse porqué hace lo que hace. No hay respuesta, quien vive con las ganas de aventuras en la sangre poco le puede decir volver a su "aburrida" vida de Brooklyn. 

La Sarah dispara preguntas contra el público, algunas, no sin cierta controversia que desde el principio de los tiempos del fotoperiodismo se repiten, ¿hacer una foto les ayuda a salvarse? ¿Dejar la cámara o continuar disparando? Cuestiones con una cierta pátina ética que contrasta con la distendida comedia que nos había atrapado hasta entonces. Un cierta manera de intentar hacer profunda una historia, que quizás se tenía que haber quedado simplemente en la decidión de abandonar una pasión para hacer lo que la sociedad espera de ti cuando alcanzas cierta edad.

La Treva es una comedia que se digiere muy bien. A veces tan naïf como la Mandy, a veces que busca volar más alto que sus globos, pero se queda a medio camino, porque eso no era su verdadero fin y no le llegan los medios. Teatro comercial para pasar la tarde resguardada del frío o de la lluvia. A la salida, compruebas que la vida sigue su curso.

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