PASIONARIA


idea y dirección artística MARCOS MORAU
coreografía MARCOS MORAU con la colaboración de los intérpretes
asesoramiento artístico y dramatúrgico ROBERTO FRATINI y CELSO GIMÉNEZ
intérpretes ÀNGELA BOIX, JON LÓPEZ, ARIADNA MONTFORT, NÚRIA NAVARRA, LORENA NOGAL, SHAY PARTUSH, MARINA RODRÍGUEZ, SAU CHING WONG
duración 75min
fotografías ÀLEX FONT
producción GREC 2018 FESTIVAL DE BARCELONA, TEMPORADA ALTA, TEATROS DEL CANAL, THÉÂTRE NATIONAL DE CHAILLOT, LES THÉÂTRES DE LA VILLE DE LUXEMBOURG, SADLER'S WELLS, TANZ IM AUGUST / HAU HEBBEL AM UFER, ORIENTE OCCIDENTE DANCE FESTIVAL y MERCAT DE LES FLORS
LLIURE DE MONTJUÏC (SALA PUIGSERVER, GREC2018)

La Veronal nos propone mirarnos al espejo pero desde la lejanía. Nos sumerge en un planeta inventado llamado Pasionaria, donde habitan seres como los que podemos encontrar en el planeta Tierra actual pero que han perdido todo rastro de humanidad. Seres con formato humano pero que se mueven y actuar como meros robots, sin rastro de sentimiento alguno, pero tan individualistas como los humanos reales.

Lo más significativo del montaje es el cambio de rumbo en cuanto a movimiento (que desde la distancia podría recordar a Peeping Tom). Sí, La Veronal abandona su zona de comfort y se atreve a proponer una dramaturgia más compleja que las que había desarrollado hasta la fecha. Y aunque a la salida de la sala algunos no veían la conexión, no observaban una historia completa, el espectáculo nos lleva por caminos llenos de crítica a la sociedad actual y acaba con una profunda reflexión muy humana a la par que terrorífica.



Pasionaria se une a la moda por los mundos distópicos llenos de sci-fi que inundan las pantallas de las principales plataformas de series actuales. Se agradece el paso adelante de la compañía por avanzar fuera de sus zonas ya conocidas, y aunque la idea que se desarrolla en la pieza sea suficientemente interesante para ser desarrollada, el montaje según avanza se va diluyendo y cae en una peligrosa repetición de conceptos.

La escenografía de Max Graenzel juega una mala pasada al montaje, da la sensación de cuadro pintado y frustra el movimiento y el ritmo del montaje.  Todo lo contrario que uno de los puntos donde Pasionaria sale reforzada, el diseño de sonido de Juan Cristobal Saavedra que ayuda a romper con ciertas partes excesivamente monótonas de la pieza.



Aplausos más que merecidos a los que se arriesgan y buscan nuevos caminos sin abandonar (Del todo) aquello que les han caracterizado. Conformarse es siempre el drama más apocalíptico que sufren las artes escénicas actuales. Y que alguien se salga de la norma es para gritar, ¡salvados!

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