EL SISTEMA SOLAR


de MARIANA DE ALTHAUS
dirección CAROL LÓPEZ
intérpretes NAUSICAA BONNÍN, JOEL BRAMONA - JAUME SOLÀ, AINA CLOTET, MARC CLOTET y GUILLERMO TOLEDO
duración 1h 10min
fotografías KIKU PIÑOL
producción TEATRE LLIURE
TEATRE LLIURE (GRÀCIA)

Tengo la extraña sensación de haber visto un experimento, un working progress más que un espectáculo totalmente montado y estrenado. Pocas veces siento una desconexión tan fuerte entre lo que está pasando en el escenario y lo que eso me hace sentir. He de reconocer que los 15 primeros minutos fueron como si hubiera entrado en una realidad paralela, cómo si no entendiera ninguna de las palabras que los intérpretes soltaban por su boca.

Sentada en una de las cuatro gradas que rodean el escenario me preguntaba el porqué de todo junto. Quién decidió montar esta obra, cuya estructura dramática parte de una anécdota que no desarrolla y que decora con cuatro tópicos sobre la familia y sus reuniones. Con este inicio hay miles de obras, la mayoría más interesantes de la que acabo de ver.



Carol López ha optado por una puesta en escena a la 'argentina' pero con actores catalanes en su mayoría + Willy Toledo, que todo dicho sea ya por anticipado es quien mejor sale parado. La naturalidad que destila el teatro argentino queda aniquilado en esta función. Buena parte de culpa la tiene haber optado por no traducir la obra al catalán, o dicho de otra manera por no haber educado a los actores en la entonación. Salvo Nausicaa Bonnín y Willy Toledo el resto de intérpretes defenestra el idioma, en entonación porque el texto es el que es, pero... 



Si el lenguaje le resta veracidad a los actos, las interpretaciones siguen el mismo camino. No me creo nada, y no creo además que haga falta caer en la trampa de que la única forma posible de interpretar los problemas mentales/psíquicos como es el caso de Edurne (Aina Clotet) sea a grito pelado
Para ser honesta, esta vez la inocencia gana a la verdad y, en este caso, Jaume Solà, el más pequeño del reparto, se come con patatas a las grandes figuras que integran el cartel

Con una escenografía tan minimalista como el texto, la voz cantante de la puesta en escena se la lleva el diseño de iluminación de Mingo Albir, un halo de esperanza en una obra donde la oscuridad tiende a hacerse presente a la fuerza.



Y aunque la última escena (que no desvelaré) me saque de la homogeneidad de toda la pieza, una flor no fa estiu y ya hacía tiempo que mis pensamientos me llevaban por otros derroteros. Salgo de sala acordándome de todas las dramaturgas catalanas con textos potentes, no como éste, que no pueden estrenar en el Lliure (ni en otros teatros), y me cabreo, me cabreo mucho.

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