La movida teatral madrileña
Font: Sergio C. Fanjul (elpais.com)
Ante los desafíos de la crisis, los recortes y la subida del IVA cultural, la buena noticia en el mundo de las artes escénicas madrileñas es la alta proliferación de salas alternativas que, aquí y allá, van apareciendo por la ciudad y tejiendo una interesante escena off. Artistas que viven muchas veces en precario, pero que, con pocos medios y muchas ganas, tratan de sacar adelante sus creaciones, frecuentemente críticas con la terrible coyuntura que las ve nacer. La Comunidad de Madrid quiere dar un empujón a esta escena alternativa mediante el festival Surge Madrid, que entre el 7 y el 31 de mayo reunirá 93 estrenos en 31 de estas salas. Algunas de ellas son la Mirador, Teatro Lagrada, Kubik Fabrik, Teatro del Barrio, Pradillo, Tribueñe, Nave 73, Cuarta Pared, Montacargas, Tarambana, Guindalera, La Corsetería o La Pensión de las Pulgas, entre otras.
“En Madrid hay un intenso movimiento creativo y de apertura de nuevos espacios escénicos, hasta 16 en los dos últimos años”, dijo Ana Isabel Mariño, consejera de Empleo, Turismo y Cultura, durante la presentación. “Queremos ayudar a visibilizar dentro y fuera de nuestras fronteras este movimiento, que podría definirse como una nueva Movida madrileña y que está a la altura del off de Londres o de Nueva York”. La cultura, además, es un buen negocio: Mariño subrayó que las más de 7.000 funciones anuales que se representan en Madrid en salas de pequeño formato dan trabajo a unas 10.000 personas. “Surgen nuevas empresas que queremos apoyar”, añadió Mariño, “además de atraer a un turismo joven”. El festival tiene un presupuesto total de 461.000 euros y se espera un retorno de tres euros por euro invertido. El precio de las entradas será de 12 euros.
Además de esta gran concentración de estrenos, que coordinan Alberto García Vidal y Natalia Ortega, el festival contará con un showcasellamado La ventana del teatro, coordinado por Darío Facal. Aquí se mostrarán algunas de las obras estrenadas en las últimas temporadas a los que se espera que sean 30 programadores de los festivales y teatros internacionales más pujantes. Algunas de esas funciones seránEl Intérprete, Dalí vs. Picasso, La Tempestad, Las Amistades Peligrosas,Los Ojos, La Fiebre o Misántropo. “Sabemos lo que es vivir en la capital y estar sometidos a los estrenos absolutos y a la imposibilidad de que los espectáculos tengan una vida más allá de su estreno, sobre todo las compañías pequeñas que no tienen la capacidad de girar”, dijo Facal. “Queremos reinyectar estos espectáculos incuestionables y ubicar el teatro madrileño en los grandes espacios internacionales”. Esta parte de la muestra no estará abierta al público general.
Surge Madrid viene a ocupar el espacio del desaparecido Escena Contemporánea. “Fue un festival que cumplió su papel pero que estaba obsoleto”, opinó la directora, “en el que además solo participaban seis salas. Ahora estamos todos”. Otra diferencia notoria entre Escena Contemporánea y Surge Madrid es que, mientras que aquel se enfocaba en acercar a Madrid algunos de los espectáculos más interesantes del panorama más allá de las fronteras madrileñas, este trabajará solo en la labor de visibilizar el producto dramático local.
Si la escena teatral alternativa burbujea todo el año, por estas fechas se pone a hervir ante la proximidad de Surge Madrid, en mayo, del Festival Fringe Madrid, en Matadero en julio, o con el goteo de aperturas de nuevas salas, dos de ellas durante estos mismos días: Off de La Latina, y El Umbral de la Primavera.
“Queremos identificarnos con la emergencia del barrio”, explica Juan Jiménez, gerente de Off de la Latina. “Nos interesa lo alternativo pero también queremos atraer público y entretener. Lo que nos preocupa, al fin y al cabo, es el hecho teatral”. La proliferación de salas no preocupa a Jiménez: “El teatro emergente está creando un nuevo tipo de público”, opina, “y esto hay que potenciarlo. Es precisa la unión y no la competencia: todo suma”.
La argentina Bibiana López Doynel promotora, junto con Verónica Doynel y Pilar Puente, de El Umbral de la Primavera (en el espacio en el que se ubicaba la sala TIS) conoció la proliferación alternativa en el Madrid de los 80 y también la efervescente escena off bonaerense, con la que traza paralelismos. Regresó a España tras el corralito y la encontró mediocre pero, a su juicio, eso está cambiando: “la difícil situación nos lleva al origen del arte, a buscar nuevas formas de comunicar. Estas salas permiten nuevos formatos, cosa que revierte positivamente. Cuando regresé en 2002 había todas las facilidades a nivel institucional y poca creatividad. Hoy es la inversa”. Uno de los primeros espectáculos es el teatro semimontado de Sylvia: tres mujeres, con textos de la poeta Sylvia Plath y dirección de Jesús Cracio. ¿Se pinchará la burbuja de las salas alternativas? “En Argentina la cosa continúa”, explica. “Tal vez se ha pasado a un teatro menos político, como el de Veronese o Tolcachir, que no deja de estar vinculado a la realidad. Pero se ha creado un público y esto sigue surgiendo”.
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