Jon Fosse: “Para mi, escribir es como rezar”


Fuente: Patricia Peiró (elpais.com)
Noruega es el único país del mundo que cuenta con una residencia oficial para el artista más importante del país. El monarca es el que tiene la postestad de cederla. Desde hace tres años el inquilino de esta vivienda, ubicada en los jardines del palacio real y llamada grotten, es el escritor Jon Fosse. Con temblequeo constante en las manos y voz entrecortada, fruto de su extrema timidez, el dramaturgo deja entrever ese sentido del humor que sus allegados aseguran que le caracteriza y bromea con la idea de ser “vecino del rey”. Fosse es el escritor vivo europeo cuyas obras más se han representado: unos mil montajes en más de 40 idiomas.
En las calles de Oslo muchos se giran a su paso, en Francia es toda una celebridad, al igual que en Alemania, China va a celebrar este año la primera edición del festival de teatro Jon Fosse. Y sin embargo, España continúa ajena al que muchos apuntan como un firme aspirante al premio Nobel de literatura. Hasta ahora ninguna de sus obras se han editado aquí, aunque sí se han traducido en países hispanohablantes como Argentina. Por primera vez, uno de sus trabajos, I am the wind, se traducirá y representará en España en mayo gracias al colectivo teatral español Draft.Inn que planteó un proyecto de intercambio entre ambos países a la embajada noruega. Gracias a la experiencia, los textos de los españoles José Manuel Mora y Ana Fernández Valbuena han sido traducidos al noruego y representados en Oslo.
El nombre de Fosse ha ido ganando puntos en las quinielas que cada año surgen en torno al Nobel. “Lo quiero pero a la vez tengo miedo. De la casa puedo escapar (la que le cedió el rey) pero del Nobel no. Aunque mi posición en la lista de favoritos aún no es muy alta, puedo esta tranquilo”, comenta. El comité de expertos que cada año diseña una lista de los mejor posicionados para recibir el premio lo incluyó en la última edición. Al principo las apuestas para que lo ganara él estaban en cien a uno a su favor y acabó entre los 14 primeros. Así que este año tal vez se inquiete un poco más cuando llegue la hora de las quinielas.
Los silencios tienen en su literatura la misma importancia que las palabras y, aunque sus tramas parten de una perspectiva realista, la historia acaba derivando en un mundo imaginario, imposible de ubicar. Nunca usa signos de puntuación en sus textos, en los que asegura que trata de “luchar” contra Samuel Beckett, una de sus grandes inspiraciones. “Que te gusten mis obras tiene mucho que ver con que las entiendas, si no lo haces, solo escuchas palabras vacías. Unos me odian y otros me aman”, asume. Curiosamente, uno de sus referentes no tiene nada que ver con las letras, pero sí con el sentido que Fosse impregna en su trabajo: Steve Jobs. El escritor asegura que cuando se pone frente a su ordenador, un Mac, por supuesto, emplea la misma filosofía que el fundador de Apple: ¿qué es lo que necesito?
Ex atormentado y ex bebedor, actualmente vive entre cuatro casas (las tres de Noruega y una en Austria) y se ha convertido en católico y abstemio. “¿Para quién escribo yo? Para Dios. Escribir es como rezar”. Su contacto con los directores se reduce a la mínima expresión, el encargado de dar forma a sus obras dispone de total libertad de interpretación. Fosse puntualiza que debido a la gran cantidad de montajes, sería imposible supervisar todas las adaptaciones.”¡Estoy loco pero no hasta ese punto!”.
Es padre de cinco hijos que van de los 34 años a los dos. Tras publicar su último trabajo, Sea, ha abandonado el mundo de la dramaturgia y se va a volcar en las novelas, aquello con lo que empezó hace 30 años. 33 piezas le parecen ya demasiadas a alguien que no se considera a sí mismo dramaturgo.
Celosísimo de su vida privada, apaga el timbre de su casa cuando no quiere visitas y nunca coge el teléfono a un número desconocido. “Siempre digo que me divido en tres seres diferentes: el personaje público, el escritor y la persona”, señala mientras se mete a la boca tabaco de mascar. Su estrategia de tripartición ha permitido a alguien con un marcado carácter antisocial adaptarse e incluso sentirse cómodo en su papel de figura mediática de la cultura.

Teatro español en la casa de los dramaturgos de Oslo

La traducción y publicación en España por primera vez de Jon Fosse ha sido posible gracias a un intercambio cultural diseñado por el colectivo Draft.Inn, un grupo de escritores y artistas que se dedica a investigar en las artes escénicas, y una fundación noruega llamada Dramatikkens Hus (la casa de los dramaturgos). La experiencia ha estado subvencionada a través de los fondos de cohesión europeos que este año le correspondían a España y que ha gestionado la embajada de Noruega. Gracias al proyecto, Mi alma en otra parte, de José Manuel Mora y Mary Monarca, de Ana Fernández, han podido ser representados mediante dos lecturas dramatizadas en la capital noruega. En mayo, serán los noruegos los que visiten Madrid para traer un pedazo del teatro del norte de Europa al sur.

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