SOL SOLET


de ÀNGEL GUIMERÀ
versión y dirección CARLOTA SUBIRÓS
dramaturgista FERRAN DORDAL 
intérpretes MERCÈ ARÀNEGA, LAURA AUBERT, JAVIER BELTRÁN, ROGER CASAMAJOR, LAIA DURAN, ORIOL GENÍS, ALBA PUJOL / NIES JAUME y RAMON PUJOL
duración 1h 20min
fotografías DAVID RUANO
producción TEATRE NACIONAL DE CATALUNYA y TEATRE EN XARXA
SALA PETITA (TNC)

Desde la entrada a la sala ya se intuye la tragedia. Un pianista y un violinista tapan el silencio de los futuros llantos. Sol Solet es la obra más feminista de uno de los mejores dramaturgos de la literatura catalana, Àngel Guimerà. Y otra mujer, Carlota Subirós la ha sacado del olvido y de paso le ha quitado el polvo acumulado durante años.

En una escenografía minimalista pero de aspecto decadente se reúnen los personajes. Munda, Laura Aubert, eterna enamorada de Hipòlit, Roger Casamajor, espera la vuelta de su primo Bernabé, Ramon Pujol, y de su salvador, Jon, Javier Beltran, junto a su tía Gaetana, Mercè Arànega.



La puesta en escena es hipnótica. El foco central que se desliza a lo largo y ancho de la escenografía de Max Granezel es el encargado de enfatizar las luces y las sombras propuestas en los diálogos de Guimerà. La iluminación de Carlos Marquerie es simplemente exquisita y alcanza su punto máximo en la última escena, de aquellas que te atrapan y no te dejan ir.

Aunque durante los primeros momentos el montaje peca de un estatismo excesivo, éste se acaba rompiendo y el ritmo del montaje acaba por vencerle. Carlota Subirós consigue romper con la narración de esos primeros instantes y transformar el montaje en una especie de "thriller", donde los hechos/acontecimientos toman tanto protagonismo como la psicología de los personajes.



Laura Aubert vuelve al drama y nos traslada el dolor, la culpa y las dudas de una mujer doblemente abandonada, traicionada y que paga con la misma moneda a quien la ama. Aún así, quien se lleva la función de calle es Roger Casamajor, que le tiene pillado el truco a este tipo de personajes. Su Hipòlit es un arma de doble filo que intenta jugar con el espectador pero que acaba ganando la versión menos alentadora de este jugador posesivo y maltratador, que como tantos otros ama "sin medida". 



Uno de los grandes aciertos de la producción es el tratamiento de la figura de la Ombra, en mi caso interpretada por Alba Pujol, una especie de voz de la conciencia de los personajes, un eco que ayuda a situarse al espectador y que a veces, convierte a las escenas en espejismos. La Ombra se fusiona perfectamente en el espacio sonoro creado por Damien Bazin y que en este montaje tiene una importancia crucial a la hora de crear y amplificar las escenas más dramáticas.

Sol Solet es un montaje sugerente, provocador, lleno de simbolismos, una bomba ideológica brutal. Descender al infierno, a veces, tiene su recompensa. Sin duda, el mejor montaje de lo que llevamos de temporada del TNC.

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