LES DONES SÀVIES



UN ESPECTÁCULO DE RICARD FERRÉ y ENRIC CAMBRAY
DRAMATURGIA: LLUÍS HANSEN
ASESORIA ESCÉNICA: CLARA SEGURA/ JÚLIA BARCELÓ
AYUDANTE DE DIRECCIÓN: JÚLIA BONJOCH
DURACIÓN: 70min
FOTOGRAFÍA: MAY ZIRCUS
EL MALDÀ

Se veía venir, estaba cantado que este espectáculo sería un éxito, lo gritaba a los cuatro vientos el cartel promocional y así ha sido. Entradas a punto de agotarse y aplausos y vítores para dar y tomar. Y es que Enric Cambray y Ricard Farré sacan oro líquido de cualquier texto y han construido unas "dones sàvies" a su imagen y semejanza. Personajes que huyen del estereotipo y se nos vuelven cercanos al mismo tiempo que cómicamente tan perversos que es imposible que no salte la risotada a la mínima.

Entretener enseñando, que más allá del clásico, recortado, se puede construir una magnífica versión libre que convence hasta al más rígido purista. No hay versos, thank god!, pero el uso y el juego de un más que correcto catalán suple la falta de coordinación lingüísticamente hablando. Y es el mismo lenguaje es el que nos regala sin duda los mejores momentos del montaje, ese Pompeu i Fabre, esas tertulias comandadas por el tan reconocible señor Cunill, ríete tú del debate de los diacrítics. Nunca la gramática estuvo tan en boca de todos.

Tanto Cambray como Farré dominan a la perfección el arte de hacernos reír sin parar. Una dramaturgia que sumada a un ritmo vertiginoso de cambios impossibles de personajes, provocan que aunque el continúo salto de escena en escena, no te puedes desenganchar de la risa, perenne en las bocas de los espectadores, que vitorean sin parar los excesos que se muestran en el escenario.

Escenografía donde, en un principio, se esconde más de lo que se muestra, pero que una vez que se despliega del todo, la bomba teatral ya ha explotado y el público se aúna con el espectáculo y se producen los momentos más hilarantes de los sesenta minutos de duración, escasos porque nos hubiéramos quedado horas. Tanto el espacio escénico de Enric Romaní, como el vestuario de Marc Udina sirven para "un roto y un descosío".

Si Pompeu levantara la cabeza estaría maravillado y se uniría a la fiesta. Nunca Les dones sàvies enseñaron tanto en tan poco. Sin duda, ya es uno de los espectáculos de temporada. Para quitarse el sombrero. Quina delícia! Bravo. 

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