Yasmina Reza apadrina la temporada barcelonesa, que arranca con la noticia de que el sector aguanta la crisis



El teatro es un arte misterioso, a la vez eterno y frágil, que no morirá jamás porque está en la raíz del hombre y los niños lo hacen naturalmente, pero que a la vez vive un momento difícil: casi no se leen obras dramáticas, es difícil publicarlas y los jóvenes se alejan de él. Es la opinión que expresó ayer Yasmina Reza, la autora de Arte, convertida en la madrina de la temporada teatral barcelonesa que alzó el telón oficialmente con un acto en el Saló de Cent del Ayuntamiento que tuvo a la escritora como protagonista.

En el que el director de la Asociación de empresas de teatro en Cataluña (Adetca), Daniel Martínez, calificó a lo Antony Beevor como "el día más largo" del sector, se presentaron también, por la mañana, las últimas estadísticas de los teatros barceloneses, que muestran que éstos capean la crisis, y se celebró, por la noche, en el BTM (Barcelona Teatro Musical) la tradicional gala Barcelona aixeca el teló. Ante una amplia representación del mundo teatral catalán y en presencia del alcalde, Jordi Hereu, el jefe de la oposición municipal, Xavier Trias, y el consejero de Cultura, Joan Manuel Tresseras, Yasmina Reza, elegante como sólo puede serlo una parisina (aunque es hija de iraní y húngara), dialogó con Josep Maria Pou, que la sometió a un interrogatorio mayéutico con hipnotizantes untuosidad y zalamería. Juntos, Pou y Reza, fueron repasando la obra de la autora, que va a estar representada esta temporada en Barcelona con dos espectáculos. Dijo Reza, algo achantada ante el entusiasmo de Pou por ella, que no le preocupa demasiado el éxito, que no lo capitaliza; que mantiene la escritura como algo paralelo a su vida, y que la experiencia de actriz le ha sido muy útil como dramaturga. "La dramática es una escritura que integra el silencio. Los autores de teatro que provienen de la literatura hablan demasiado". Buena conocedora de Barcelona, alabó la vitalidad escénica de la ciudad. Dijo que no le gusta hablar de su trabajo y que considera que el gran drama del arte contemporáneo "es la asunción de que el artista devenga el comentarista parasitario de la obra". También criticó la "posición egocéntrica" de la audiencia y subrayó: "Nunca he tenido el éxito como prueba de calidad; el éxito es hoy una mariposa que se posa sobre cualquier flor". Habló de las relaciones de pareja "creo mucho en el sentimiento amoroso" y de la violencia, dos temas de su creación. "No podemos preservarnos de la violencia; la civilización, la cultura, no nos pone a salvo de ella". No piensa hacer de Sarkozy un personaje teatral, aunque aceptó que podría "dar juego", pero no comulga con la tradición anglosajona de subir a escena personajes reales. Recordó su relación con Flotats y la rabieta de éste al autorizar ella a Ricardo Darín para hacer Arte.

Hereu y Treserras se congratularon con la buena marcha del teatro, motor, coincidieron, del sector cultural. Los datos de la pasada temporada muestran que el número de espectadores se mantiene, aunque bajan la ocupación y la recaudación. En total, 2008-2009 se saldó con 2.676.333 espectadores, un ligero aumento con respecto a la anterior, que tuvo 2.654.862. Bien es verdad que si se tienen en cuenta sólo los espectadores de pago (2.430.527) podríamos hablar de un descenso. El porcentaje de ocupación se sitúa en el 54,78% (59,19% en la temporada anterior) y la recaudación baja a 64.977.909,89 euros (la pasada fue de 70 millones). Ha descendido el público de musicales en unos 100.000 espectadores. El montaje con más espectadores fue Spamalot (178.000).

En la gala de anoche, se concedieron los premios de la crítica barcelonesa, entre ellos: mejor espectáculo, Rock'n'Roll; mejor musical, Sweeney Todd; mejor dirección, Pep Tosar por Molts records per a Ivanov; mejores actrices, Mercè Arànega, Julia Möller y Rosa Renom, y mejores actores Jordi Boixaderas, Julio Manrique y Pep Cruz.

Fuente: Jacinto Antón (www.elpais.com)

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