BALANCE TEMPORADA 08/09



Una vez finalizado el Festival Grec el pasado domingo, me voy a permitir la licencia de hacer balance de este año de intenso teatro. Una servidora, lleva a sus espaldas casi sesenta obras, la mayoría de la escena catalana. Hace once meses cuando se presentó la temporada que acabamos de concluir, en ese espectáculo que se conoce con el nombre de Barcelona aixeca el teló, la temporada teatral 08/09 pretendía superar a la del 07/08. Hoy podemos reconocer que no se ha conseguido. Puede ser que fuera demasiado grande el objetivo para alcanzarlo, pero lo cierto es que hemos tenido grandes fracasos.

El primero ha sido la nefasta temporada que ha tenido uno de los teatros más memorables de la ciudad Condal, el Romea, suyas son la mayoría de obras que si de buen principio parecían geniales, una vez puestas en marcha han sido demasiado decepcionantes. La que se lleva la palma, no sólo del Romea, sino de la temporada en general, es Mama Medea, con una Roser Camí como protagonista que dejó indiferentes a todos menos a los críticos, que la subieron a un inmerecido altar.

El éxito de público no implica generalmente que la obra sea magnífica. En este caso la obra es casi perfecta. Hablo de uno de los éxitos de la temporada en cuanto al aforo se refiere, La casa Bernarda Alba, en la Sala Pequeña del TNC, y el único pero de la obra se encuentra en su actriz principal, Núria Espert. Cuando escribí la crítica lo definí así "Bienvenidos a una casa de Bernarda Alba, sin Bernarda", no queda más que decir.

Otras de las grandes decepciones han sido, la vuelta de Sanchís Sinisterra en Vagas noticias sobre Klamm, otra dirección sin dirección de Magda Puyo, que tras la citada Mama Medea lo volvió a intentar sin mucho éxito con Antílops, el T-6 de Marta Buchaca en la Beckett, Plastilina, donde fallaba lo principal, el texto, y la última decepción la hemos tenido durante el Festival Grec con La Ilíada, si alguien la ha visto y ha entendido porqué o qué aporta de nuevo que me la explique.

Pero a parte de decepciones, ha habido alegrías, la más grande de todas, y que nos ha acompañado durante nueve meses con su trilogía es Pau Miró con Búfals, Lleons y Girafes. Para los fieles, nos ha tenido enganchados a ver como continua la historia que ha finalizado durante el Grec con Girafes y que si se la han perdido o quieren volver a verla estará a la Sala Beckett desde principios del mes de octubre. A pesar de su juventud, Pau Miró ha sabido crear un universo propio y unos fieles seguidores del mismo. Con una escritura ágil, con fuerza y directa Pau Miró se ha consolidado durante esta temporada como uno de los grandes a tener en cuenta.

Otra de las nuevas sorpresas ha sido la casi desconocida Eva Hibernia, que después de su paso la temporada anterior por la Sala Tallers con su T-6, Una mujer en transparencia, llegaba a la Sala Beckett con poca publicidad y una sorpendente La América de Edward Hopper bajo el brazo. Una obra de increíble liirismo donde realidad, ficción y sueños se dan la mano de una manera realmente mágica.

Pero sin duda las dos mejores obras de la temporada han sido Mort de Dama con una genial Mercè Arànega en uno de los papeles más díficiles y completos de su carrera y Mort d'un viatjant con una magnífica dirección de Mario Gas y con un magnífico y extraordinario Jordi Boixaderas.

En Catalunya tenemos la suerte de contar con un teatro público de consolidadas bases, buena muestra de ello son los espectáculos que nos ofrece el Teatre Nacional de Catalunya. Esta temporada nos ha presentado un gran texto de Bernard Shaw, La casa dels cors trencats, dirigido magistralmente por Josep Maria Mestres y protagonizado por una de las grandes actrices del país, Carme Elías, pero sin duda lo que más destacó de este espectáculo fue su escenografía, la de la primera parte, el interior de un magestuoso navío.

Antes de acabar con el balance, es necesario y casi obligatorio destacar las dos salas/teatros que mejor programación (global) han tenido durante esta temporada, el Teatre Lliure, que año tras año nos demuestra como es posible programar calidad, cantidad, y hacer que el público acuda a verlo; y la Sala Beckett, que se consolida como un espacio alternativo pero dentro de un circuito comercial, donde la calidad no está reñida ni con la innovación ni con la presentación de nuevos dramaturgos.

No ha sido una mala temporada, quizás no ha estado al nivel que se esperaba en un principio, pero dicen que de los errores se aprende y esperemos que los programadores en la próxima temporada nos lo demuestren.

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