Pérez de la Fuente: "Mientras yo esté aquí no se hablará de privatización"



Fuente: Esther Alvarado (elmundo.es)

Las cosas han cambiado mucho en el Teatro Español. Para empezar, el director recibe, y lo hace en su despacho. El anterior responsable, Natalio Grueso, utilizaba como tal (de vez en cuando) el Parnasillo. Juan Carlos Pérez de la Fuente (Talamanca del Jarama, Madrid, 1959) abre las puertas de una habitación ecléctica, con las paredes blancas desnudas, de momento, y algunos cuadros todavía por el suelo. Nada del otro mundo, sin especial interés decorativo ni histórico, lo que viene siendo un despacho para trabajar. Y a ello se ha puesto, nada más llegar, el que fuera director del Centro Dramático Nacional (CDN) entre 1996 y 2004; a tomarle el pulso y coger las riendas de una institución que es mucho más que el teatro más antiguo de España.

¿Cómo ha sido el aterrizaje?

Duro. Hoy he dormido tres horas. Hay 187 peticiones de entrevistas, de actores, directores, autores y productores que se quieren reunir conmigo y presentarme sus proyectos. Se nota la desesperación que hay en la calle, así que a partir de este fin de semana se recibe a gente sábados y domingos desde las nueve de la mañana y hasta las once de la noche. El señor que había antes no recibía, o muy poco. Yo conseguí que me recibiese una vez, después de año y medio de llamar. Me citó a las cinco de la tarde y cuando llegué me dijeron que se había puesto enfermo. ¿Y no hay teléfonos para avisar? Las cosas se pueden hacer bien, porque a mí me tocó hacerlo con Gerardo [Vera, a quien le dio el relevo al frente del CDN en 2004]. Cuando salió la primera noticia de que Gerardo iba a ser el siguiente director, yo le llamé y vino a verme. Y desde ese momento yo opté por no tomar decisiones que él no conociese.

¿Y aquí no ha sido lo mismo?

No. A la prensa se dijo que se dejaba programado hasta el 31 de diciembre y no es verdad. Hay más y además es un sinsentido. El año que viene, este teatro celebra su 400 aniversario y lo que yo no puedo hacer es tener en ese momento una obra extranjera en la sala principal, que es lo que me han dejado y encima sin firmar. Yo, eso, no me lo podría perdonar. Las cosas se podían hacer mejor, con elegancia. De todas formas, esta programación la tengo que hacer mía; sería un desgraciado si no lo hiciese. Lo he aprendido de El Quijote: no darte por vencido ni aún vencido. Cada vez creo menos en salir a pegar gritos y más en salir a enfrentar las cosas con honradez.

¿Ya ha empezado a moverse en clave municipal?

Sí, estoy empezando a moverme con Madrid Destino Cultura Turismo y Negocio [empresa pública nacida de la fusión de Macsa, Madrid Visitors & Convention Bureau y Madridec]. Tenemos que desterrar para siempre la palabra no. Tenemos que acercar la cultura a los ciudadanos y abrirles las puertas. Por ejemplo, el Parnasillo no debería estar cerrado; debería utilizarse para lo que se usó siempre: hacer tertulias. Quiero meter un programa de radio, quiero que esa plaza [Santa Ana] esté llena de estatuas de los autores más importantes y que cada estatua la patrocine una empresa. Se puede hacer.

Ha montado una revolución...

Pues sí, lo primero que hice, al llegar, fue fijarme en que la sala principal había perdido del todo la decoración del techo en el incendio de los años 70. Soy el director del CDN que se tuvo que enfrentar en el María Guerrero a las termitas. Estuve ocho años, de los cuales me pasé cuatro de obras. Así que pedí llamar al arquitecto. Yo soy un poco tanqueta y en cuatro días he notado que la casa está ilusionada. Quiero que cada personalidad que pase por aquí, deje una frase escrita; me interesa mucho la presencia en las redes... Todo esto me pone. No me importa meterme entre escombros. Yo creo que por eso me han elegido...

¿Eso cree?

Sí. Yo creo que me han elegido porque la cosa está muy mal (se ríe). El otro día publicó sobre mí Javier Villán [crítico de teatro de este diario]: "Saneó las cuentas del CDN". Y es que yo tengo que pedir dinero, pero dejar las cuentas muy claras. Dirigir un teatro también es todo eso.

¿Cómo está la situación del resto de teatro municipales?

Yo dirijo el Español y las Naves y superviso también la programación del Fernán Gómez y del Price. Aquí han pasado cosas muy raras y sea lo que fuera ha habido una conmoción. Yo voy a dejar clarísimo una cosa: mientras Pérez de la Fuente esté sentado en esta silla, la palabra "privatización" desaparece, y va mi honor por delante. Mientras yo sea quien supervisa la programación, iré a las ruedas de prensa para recibir a la gente. Yo no quiero foco, pero quiero hacer las cosas con coherencia.

¿Ha empezado ya su función de director artístico?

Sí. Lo primero que hice fue llamar a Fernando Arrabal [de quien dirigió en Matadero Dalí versus Picasso] y decirle, como director del Español, que los madrileños le pedimos que, para la celebración del 400 aniversario de El Quijote, escriba una versión de la segunda parte con una particularidad: que Quijote y Sancho lo hagan dos mujeres. Lloraba de emoción. Luego he ido al Ayuntamiento y le he pedido al concejal que me deje la Policía Municipal, porque quiero que los personajes vengan a la sala en caballo y burro cada tarde de representación. El primer día pueden salir del Ayuntamiento; el segundo, de las Cortes; el tercero, de la Asamblea de Madrid. Pero luego tienen que salir de los barrios, de una cárcel, de una iglesia, del cementerio... y que cámara en mano vayamos retransmitiendo imágenes. Se trata de hacer un acontecimiento y justicia, porque yo creo que nunca se le ha hecho justicia del todo a Cervantes. No olvidemos que El Quijote fue escrito en una cárcel.

¿Piensa coproducir?

Por supuesto. La situación está mal para todos, y si yo tengo problemas para girar hay que compartir gastos y hacer que sea más barato y, por supuesto, que se vean los proyectos. Yo cada vez estoy más en contra de que se estrene una obra, esté en cartel 30 días y después, si te he visto no me acuerdo. Eso es un delito. Toda la vida de Dios se ha hecho teatro y nos parecía lo más sensato que la misma obra, con el mismo reparto, se vea en Orense y en Zamora, por ejemplo. Eso lo entiende cualquiera. Por ejemplo, Vargas Llosa [poner en escena toda la obra teatral del Nobel peruano fue un empeño personal de su predecesor], yo estoy encantado de que se haga en Madrid, pero habrá que llamar también a Perú, como mínimo, ¿no? Porque les puede interesar. En lo que no estoy de acuerdo es en regalar las obras. Ah, y es importantísimo también que nuestras obras se vean fuera de España.

¿Va a relacionarse el Teatro Español con las salas alternativas?

Las salas que estén mal van a contar conmigo. Me quiero reunir con todo el sector y buscar fórmulas. No soy una ONG, pero puedo hacer cosas. Es verdad que han salido muchas salas, pero hay otras clásicas que están en crisis. Voy a hablar con el sector privado, pero sabiendo que esto no es mi cortijo.

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