La Fura del Baus lleva a Tokio una impactante reflexión sobre la justicia


Fuente: EFE vía www.lavanguardia.es

Con una impresionante puesta en escena que gira en torno a la justicia, la destrucción y la venganza, La Fura dels Baus ha llevado a Tokio la ópera Oresteïa, una tragedia griega "con final optimista" que invita a reflexionar sobre el "ojo por ojo".

La obra fue la elegida para clausurar hoy el Festival de Verano del Suntory Hall, uno de los "santuarios" de la música en Japón, que con motivo del 25 aniversario de su evento estival contactó con la compañía catalana para que pusiera el broche escénico de esta edición especial.

Los preparativos empezaron hace más de un año, justo después del devastador tsunami que asoló el noreste nipón, y se han materializado en un montaje sobre el "bucle del ojo por ojo" que busca "una catarsis" del espectador, explica Carlos Padrissa, director escénico y uno de los fundadores de la Fura.

Esta Oresteïa es una vanguardista versión de la trilogía de tragedias de Esquilo (525 a.C.- 456 a.C.) del músico Iannis Xenakis (1922-2001), que la Fura dels Baus, grupo teatral fundado en 1979, lleva al escenario japonés con un espectacular despliegue sonoro y visual.
"Nos ha quedado una cara muy tecnológica de la Fura pero al mismo tiempo muy primitiva, porque es muy ancestral. Juntamos las dos vertientes", explica Padrissa.

Esta fuerza ancestral la destilan los movimientos de los artistas, en ocasiones casi un centenar, y la música y percusión, un "bosque sonoro" que rodea al espectador y lo envuelve desde el escenario y también, súbitamente, desde el laberinto de pasillos de la platea.

A diferencia de la versión al aire libre de "Oresteïa" que La Fura dels Baus presentó en Viena el año pasado, en la de Tokio "no podíamos utilizar el fuego porque todo es madera fina, para la acústica", precisa sonriendo el director escénico.

"Nos hemos inspirado más en rodear al espectador por todos los pasillos que hay, como una especie de laberinto. Que la gente se sienta envuelta por el sonido, por las vibraciones vocales, por las acciones", relata.

El escenario está coronado por un gran árbol mecánico, que se mueve y sirve a la vez de proyector de vídeo al tiempo que es "símbolo de las generaciones que se sobreponen a la tragedia de la venganza".

Y es que Oresteïa es una tragedia griega con final "muy optimista" porque dice, a través del personaje mitológico de Atenea, "hay que parar" el ciclo de violencia y buscar "un castigo que no sea matar al siguiente; el final de la pena de muerte", afirma.

El grupo catalán ha estado en Japón en dos ocasiones anteriores, en la Expo Universal de Aichi en 2005 y antes, en 1989, en Yokohama con el montaje Suz/o/Suz, seña de identidad del teatro "furero" que les hizo famosos.

Y de hecho, explica Padrissa, el estilo de la Fura tiene algo de Japón, del Noh (teatro enmascarado) y el Butoh (una expresión corporal dramatizada, entre la danza y el teatro), algo "que viene un poco desde dentro, de las entrañas".

El momento que vivía el país asiático cuando se preparaba la obra, un periodo de conmoción por el tsunami y la crisis nuclear, tiene de algún modo reflejo en este "Oresteïa" cuando los miembros del coro aparecen enfundados en monos protectores y con mascarilla, antes de caer víctimas "de la energía destructora".

Tras el montaje de Tokio, la Fura dels Baus prepara el espectáculo Babylon, basado en el libreto del filósofo alemán Peter Sloterdijk con música de Jörg Widmann que se presentará el 27 de octubre en la Bayerische Staatsoper de Múnich (Alemania).

Con la coyuntura de crisis en España "somos como emigrantes, trabajamos mucho en el extranjero", dice el director escénico de La Fura, que para este otoño tiene previsto montajes en otros países asiáticos como China y Corea del Sur.

Sin embargo, opina que la crisis está casi "tocando fondo" y después la situación se levantará otra vez, aunque en muchos casos habrá que reinventarse: "incluso en Argentina, cuando hubo el corralito, luego salieron muchos grupos de teatro muy buenos que han triunfado".

"Vamos a esperar que haya una buena remesa de artistas y que haya un subidón. Por lo menos, por parte nuestra, que no quede", concluye.

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