Ensayando la vida



¿Han estado alguna vez en una de esas fiestas entre compañeros en las que la perspectiva se plantea de lo más divertido, y cuchicheo a cuchicheo, copa a copa, todo acaba por torcerse? Tanto si sí como si no, en el teatro de la Abadía de Madrid ofrecen la posibilidad de participar en una, con la ventaja de hacerlo solo como espectador. Entre el 27 de marzo y el 1 de abril, Ensayando el Misántropo traslada los conceptos que definen El Misántropo de Molière -la naturaleza del hombre, los tejemanejes, la virtud, la aspiración artística, el talento y su falta- a una compañía de teatro contemporánea que llega a comprender más a los personajes a los que representa cuando se baja del escenario, y para la que la celebración acaba en una resaca emocional que marca un punto de inflexión vital.
Tras un ensayo de la función, en un cóctel promocional, los protagonistas -ocho personajes, entre actores, director, productor y agente-, se disponen a pasar una noche de baile y despreocupación con su público. Y es allí, frente a los desconocidos que cada noche los escrutan y ensalzan o desdeñan, donde emergen los secretos que jalonan sus relaciones personales. Amores no correspondidos, otros interesados, deseos e ínfulas de creatividad, frustraciones insalvables. Y todos ellos atravesando el prisma del ser humano como animal social. “El Misántropo es una obra que habla sobre el conflicto que genera la falsedad entre la sociedad aristocrática enfrentada a la sinceridad del Misántropo”, explica Luis D’Ors, colaborador habitual de la Abadía y creador del texto. “En Ensayando el Misántropo se añade además la mentira en su contexto personal, más allá de su contexto social”.
Con una simplísima puesta en escena, el peso de la dramaturgia recae casi enteramente sobre los actores. “Al trasladar a Molière al mundo contemporáneo necesitaba otros recursos, ya que su teatro está fundamentado en el comportamiento de los personajes y en los diálogos. El teatro de Molière está muy basado en la palabra, y es muy difícil de trasladar a otras lenguas”, señala D’Ors. Ese otro recurso tiene nombre propio: el del dramaturgo Anton Chéjov. “Los arquetipos de los personajes de Molière, al ser trasladados, resultan demasiado clichés. Por eso me he acercado a él a través de Chéjov y su reflejo del paso del tiempo, del paso de la vida”.
Aunque la metanarrativa que surge del guion -el teatro que habla del teatro- da lugar a un divertido juego en el que realidad y ficción se funden para la confusión del espectador, el trasfondo del mensaje podría ser válido en cualquier otro ámbito de la sociedad. “El texto compone una comedia dramática que es también muy personal: habla de un mundo, el del teatro, en el que yo he estado inmerso 25 años. Pero aun así, el texto se puede entender desde cualquier profesión, es algo con lo que cualquiera puede identificarse”, señala D’Ors.
Ensayando el Misántropo es la segunda apuesta del proyecto Talleres de Exploración del teatro madrileño. La anterior, Lorca inconcluso, se valió de los textos del literato granadino para crear una nueva versión en la que los conflictos que este planteó se transportaron a un espectáculo que, como ocurre con Ensayando el Misántropo, busca adoptar una nueva vida con cada representación. “Es un formato que diseñé yo para la Abadía”, apunta D’Ors. “Es una fórmula de producción para los tiempos que corren, se trata de presentar un work in progress, un trabajo inconcluso. Y es que tiene tanto interés ver un ensayo de una obra, algo que aún se está construyendo, como ver la propia obra”.
Fuente: Sílvia Hernando (www.elpais.com)

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