"Cuando empece sabía lo duro que era el oficio"



Julia Gutiérrez Caba, cuarta generación de una ilustre saga de actores, es una mujer, elegante, distinguida, siempre con la sonrisa bordada en sus ojos. Le gusta que el galardón sea teatral, aunque no pisa un escenario desde hace diez años (su último trabajo fue Madame Raquin, sobre textos de Emile Zola). "No lo echo de menos —dice—; he tenido algunas ofertas para hacer teatro, pero no estoy anímicamente muy propicia para ello. No hay una razón concreta, no sé... No estoy en el mejor momento, pero quién sabe..."
"No ignoro —añade— que me premian a mí, pero también a una familia de actores que viene desde muy atrás y que ha tenido el reconocimiento de la profesión y del público durante tantos años". En cierto modo, reconoce, no le quedó más remedio que ser actriz. "Es difícil escapar de lo que forma parte de tu vida". La 'aventura' —como ella dice— comenzó en 1951, en Canarias, con la obra Mariquilla Terremoto, en la compañía de Catalina Bárcena. "Yo estaba con mis padres de gira, y se necesitaba una figurante; normalmente se contrataba a alguien del lugar donde se ofrecía la representación, pero mi hermana Irene, que ya había comenzado a hacer alguna cosa, me dijo que por qué no salía yo. Al principio dije que no, que no estaba preparada, pero al final salí. En septiembre de 1952, un año después de aquello, me dieron el carné, y ya era oficialmente actriz. Pero me quedaba mucho..."
Ha hecho cine y televisión, pero dice que "el teatro es la médula, la almendra de la profesión. Es donde el actor tiene más libertad, donde puede ser más dueño de la situación, del espacio, aunque esté sometido a unas determinadas reglas de texto, dirección, etcétera". El escenario, sigue, "tiene magia. Se la da la presencia de los espectadores, que te mandan sus sentimientos, sus emociones, su aceptación o su negativa". No quiere señalar ningún momento especial en su carrera, pero sí asegura haberlos vivido. "En varias ocasiones, afortunadamente. Y cuando se produce es algo prácticamente sobrenatural".
Por la piel de Julia Gutiérrez Caba han pasado muchos personajes. Ninguno, dice, se ha quedado permanentemente, aunque todos han dejado huella. "Raramente el actor olvida quién es, pero sí es cierto que el ambiente —según estés haciendo un drama o una comedia— influye sobre el carácter; hay personajes que pasado un tiempo pesan".
Protagonista de varios de los legendarios 'Estudio 1', a Julia Gutiérrez Caba le siguen recordando aquellos espacios televisivos. "Nos dio la posibilidad a los actores de hacer un teatro muy diverso: Pinter, Benavente, Mihura, Casona, Bernard Shaw... Y el espectador pudo ver un repertorio muy amplio; fomentó muchas aficiones al teatro".
La saga familiar sigue con Irene Escolar, sobrina-nieta de Julia Gutiérrez Caba. Le satisface que continúe "porque le gusta mucho su oficio. Se siente muy bien en él y disfruta mucho. Pero no hubiera pasado nada si nuestra saga se hubiera terminado con nosotros. En nuestra familia nunca nos dijeron que nos dedicáramos a ello, pero tampoco se opusieron, algo que sí les ocurría a otros. Nosotros conocíamos bien el oficio, no nos deslumbraba. Sabíamos de su dureza, no subíamos al escenario engañados".
Fuente: Julio Bravo (www.abc.es)

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