'Las de Caín' lleva de nuevo a Sorozábal al Teatro Español


Cuando Pablo Sorozábal —firmada junto a su hijo Pablo— estrenó en el teatro de la Zarzuela Las de Caín (el 23 de diciembre de 1958) acababa de morir Enriqueta Serrano, su mujer y su musa durante muchos años. A ella se dedicó la partitura de esta «comedia musical» basada en una obra de 1908 de los hermanos Álvarez Quintero, y que a pesar de su éxito no ha tenido apenas vida después de su estreno.

Ángel Fernández Montesinos, un hábil y veterano lobo de mar de nuestra zarzuela, ha recuperado ahora este título y ha encontrado amparo en el teatro Español, en cuya programación siempre ha tenido Mario Gas un rincón para Pablo Sorozábal. «Es —dice Fernández Montesinos— una zarzuela magnífica, a la que se ha despojado de muchos tópicos: no hay coro, y todo avanza a través de la música y la acción».

Cuenta la acción de Las de Caín la historia de un matrimonio con la difícil tarea de casar a cinco hijas. Está situada en el Madrid de principios del siglo XX, de donde no ha querido moverla Fernández Montesinos. «No es una obra que admita un transplante de época; sí hemos creado, para que el espectador lo vea antes de la obra, un reportaje cinematográfico con distintos hechos de aquellos días, para situar mejor la acción».

Los decorados de Wolfgang Burman, que une las proyecciones con los corpóreos —«de una manera muy innovadora», según Fernández Montesinos— y el vestuario de Javier Artiñano visten una producción que cuenta con un extenso reparto donde se ha buscado el equilibrio entre cantantes líricos y actores-cantantes. Luis Álvarez y Marisol Ayuso encarnan al matrimonio Caín; Francisco Valladares es el tío Cayetano —«el figurón de la función», le define Montesinos—, María Garralón es Doña Jenara y también intervienen Manuel Aguilar, Hevila Cardeña, Teresa Castal, Raquel Esteve, Noemí Mazoy, Ruth Terán, Ángel Ruiz y Trinidad Iglesias, entre otros.

Montserrat Font, procedente de una prolífica saga de músicos y cantantes con dedicación especial al género lírico español, es la directora musical de la función. Su principal dificultad ha sido encontrar —no ha querido recurrir a la megafonía— el equilibrio entre las voces, «todas en una tesitura muy grave», y la orquesta, con un colorido muy brillante. «Se trata de una partitura muy innovadora para la época, donde utiliza una fórmula muy similar a la que empleó en “La del manojo de rosas”». En la obra, que estará en el Español hasta el 7 de agosto, «hay pasacalles, chotis, habaneras, y concertantes bailables y cadenciosos».

Fuente: Julio Bravo (www.abc.es)

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