Tolcachir: "La familia está llena de placer y de hartazgo"


Un fenómeno mundial. La omisión de la familia Coleman comenzó a representarse hace seis años en un apartamento de Buenos Aires. En concreto, en la casa del director de la obra,Claudio Tolcachir. Apenas cabían 50 espectadores, pero el espacio tenía una ventaja: el baño, la puerta de entrada, la sala, todo era real. El éxito les sorprendió: había esperas de meses para conseguir entradas a Timbre 4, como se acabó bautizando el piso. Desde entonces, Tolcachir (Buenos Aires, 1975) y sus actores han recorrido 30 países, realizando temporada en París o Madrid. En Barcelona estuvieron cinco días el año pasado en el Lliure con todas las entradas vendidas, y ahora repiten. Desde hoy y hasta el 6 de marzo se instalan en el Borràs ocho actores prodigiosos que encarnan las cuitas enloquecidas de una familia de padre ausente y madre infantil. Una familia unida por la abuela y cuyos miembros no saben estar juntos ni separados y viven la violencia con naturalidad.

Seis años después de empezar, ¿se creen ya su éxito?

Empezamos en un galpón, en mi casa, una antigua fábrica de zapatos y he acabado expulsado de ella. Tengo que buscar piso porque allí hay ahora dos salas de formación teatral y hemos adquirido una cercana fábrica de sillaspara las representaciones. Pero pese al tiempo, una cosa se mantiene: en el equipo nos queremos mucho, nos da mucha alegría estar juntos. Eso hace que aunque formalmente es la misma, la obra ha ido creciendo con los actores, los personajes se han llenado, es una obra infinitamente más profunda que la que se estrenó, repleta de secretos que ni yo sé.

¿Y cuál es esa omisión que practica la familia Coleman?

Sobre todo es un procedimiento. Que se da a nivel familiar pero también social. Esta familia encontró en la omisión una manera de subsistir y no enfrentar las cosas. Van dejando que todo se degrade y caiga. No porque no sepan cómo hacer otra cosa, sino porque no la hacen. En cierto modo, no sienten que sean responsables. Vemos, sabemos y no hacemos nada para cambiar la realidad. Es como con el pomo de una puerta al que haces un arreglito provisional y dices que lo arreglarás bien mañana... y pasan cinco años. Pero también se trata de no hablar, no escuchar... Cuando escribí la obra, sólo pensaba en la historia de esta familia, pero luegome di cuenta de que habla también del individualismo actual. Estamos tan desesperados y atentos a nosotros que dejamos que todo alrededor se caiga. Pero sólo quería hablar de algo que me conmueve al verlo en la calle, en la familia... Y contarlo con humor como llave para acceder a los temas más dolorosos y difíciles.

¿La familia es un tema ideal para hacer teatro?

Desde Edipo hasta hoy. Hamlet se puede leer como una obra política, romántica o familiar. La familia es un pequeño núcleo en el que se concentran las cosas que suceden a niveles superiores. Por ejemplo, que estemos tan desesperados o tan solos que no podemos construir algo juntos. La familia está llena de miserias, secretos, amores, códigos internos. De placer y hartazgo, de felicidad y de no soportarse, todo junto.

¿A qué se debe el boom mundial del teatro argentino?

Lo que más se conoce fuera es el teatro independiente, grupos pequeños y sin dinero que hacen sus obras en cualquier lugar. Hay mucha tradición, casi un siglo de teatro argentino independiente. Esos grupos han introducido en el país en cada momento a los dramaturgos más innovadores, fueran Tennessee Williams, Beckett o el teatro alemán. Supieron generar su propio espacio, atrayendo al público con obras innovadoras. Ha habido una búsqueda original de generación en generación. Y hay una escena independiente tan grande que de tantos salen buenos espectáculos. Además, los actores, que trabajan en cuatro o cinco obras a la vez, están muy curtidos. Las salas son tan pequeñas que no puedes mentir en nada, es una teatralidad para el que está al lado.

¿No le da miedo estar todo un mes en un teatro comercial?

Volver a Barcelona es un reto que nos autoimponemos, nos moríamos de ganas. La experiencia en el Lliure fue maravillosa y ahora nos convertimos en productores. Es un desafío, pero en París logramos llenar. Salga como salga estaremos contentos.

Fuente: Justo Barranco (www.lavanguardia.es)

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