"Trabajar en una funeraria tiene su parte poética"




Con una seña de identidad inconfundible, Titzina Teatre vuelve a poner los pies en la tierra y se enfrenta a aquello que nos une a todos: la muerte. "Las flores sirven para tapar lo que no dimos en vida". Miedo para unos, negación para otros, resignación para los demás. Universal, cotidiana, dramática, desconocida... Los masoquistas Diego Lorca y Pako Merino analizan el ritual del último adiós en Exitus.

Primero fue la locura de Folie à deux, más tarde la guerra en Entrañas y ahora, siguiendo su línea, otro tema tabú. ¿Qué edad tienes? ¿Cuántos años crees que te quedan por vivir? ¿Serán suficientes para hacer todo aquello que deseas? Preguntas que a priori nadie se plantea y sobre las que la compañía reflexiona con ironía, ternura y humor.

Reconocen que al igual que en anteriores ocasiones es una apuesta difícil, pero aseguran que lejos de espantar al público, "una vez que entran en la historia, en las distintas partes de humor, de drama, nos dicen que da mucho que pensar. Y eso es algo muy gratificante", explica Pako Merino. "Es una pena que muchas veces se huya de este tipo de temas. Esta obra entretiene, y te deja algo en la cabeza que te hace pensar", continua Lorca.

Aún así, son conscientes del poco atractivo de la temática y para ello quisieron jugar con el título Exitus, asociable a la palabra éxito, y con algun que otro tema de actualidad. "Me han despedido con la crisis. Ahora, todos se apuntan a esto de la crisis. —No te preocupes, aquí tendremos trabajo hasta la muerte", se puede escuchar en la obra.

Una de las marcas de la casa es el proceso de documentación e investigación. Y en esta ocasión, no han dudado en colarse en una funeraria y en el servicio de cuidados paliativos de un hospital para empaparse de todo el ritual. El resultado, además de ser bueno para Exitus, "fue muy enriquecedor, incluso me quitó el miedo a la muerte", aseguraba Diego Lorca.

Pako, por su parte, reflexionaba: "Ahora ya no rechazaría trabajar en una funeraria, tú vas con unos prejuicios y te impresiona ver a un muerto el primer día. Después te acostumbras... ves seis o siete diarios. Pero después es un trabajo bonito, es muy necesario, en el acondicionamiento del fallecido, hay una parte poética".

Diego comulga con la explicación de su amigo: "Hay una parte humana y de relación. Yo le encontré el sentido a por qué se hace. Antes de ese momento sólo veía la parte económica. Dentro aflora todo lo demás y da sentido al ritual de la despedida".

Confiesan, eso sí, que en servicios paliativos "fue muy más duro, la gente en vida acercándose al momento de la muerte es mucho más fuerte que la muerte en sí".

"Lo peor de hacerlo todo es hablar siempre de ti mismo; de que vale la pena lo que estás haciendo. Al final empiezas a plantearte si lo que estás diciendo es verdad", cuenta Lorca, mientras Merino completaba la reflexión diciendo "ha llegado un momento en que la calidad no sirve, también hace falta un envase".

Con respecto al futuro, de momento "en esta obra como en la muerte en sí misma no puedes estar pensando en cuándo va a ser el día que acabe, tienes que vivir y esperar que llegue, y aceptar que puede llegar y que llegará", explica Diego Lorca

Desde que Pako Merino y Diego Lorca se conocieran en la escuela Lecoq no se han separado, ni intención. Titzina Teatre cumple 10 años "es un chavalín, hay que buscarle instituto. Lo que nos queda lo decidirá el público y las circunstancias, nosotros tenemos mucha guerra que dar aún".

Fuente: Mª Jesús Hernández (www.elmundo.es)

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