ALMUERZO EN CASA DE LOS WITTGENSTEIN


TEXTO: THOMAS BERNHARD
TRADUCCIÓN: MIGUEL SÁENZ
DIRECCIÓN: JOSEP MARIA MESTRES
INTÉRPRETES: ÀNGELS BASSAS, CARMEN MACHI y MINGO RÀFOLS
PRODUCCIÓN: GREC 2010 FESTIVAL DE BARCELONA y FOCUS
TEATRO ROMEA

Almuezo en casa de los Wittgenstein (Ritter, Dene, Voss) nos presenta un drama familiar visto bajo una lupa ácida, amarga, pesimista y con toques de un humor sarcástico dirigido a aquellos que saben apreciar los pequeños detalles. Después de Wilde, Bernard Shaw y Shakespeare, Josep Maria Mestres se enfrenta a una obra donde el texto, el subtexto y la predisposición de los actores a enfrentarse a los personajes es más importante que la meta en sí.

Dos hermanas, la mayor, Dene (Carmen Machi), inamovible en sus creencias y eternamente enamorada de su hermano y la menor, Ritter (Àngels Bassas) cansada y frustrada de su situación pero incapaz de moverse y tomar decisiones. El hermano, Voss (Mingo Ràfols), vuelve a la casa familiar después de años de internamiento en un psiquiátrico, enloquecido por la filosofía pero que muestra algún atisbo de lucidez en ciertos discursos de interpretación de la vida.

Pep Duran envuelve toda la historia en una escenografía realista, recalcando la vida burguesa de los protagonistas en maderas, paredes y cuadros conservadores y oscuros. Bernhard sentencia sobre la familia, la tradición, el arte, el teatro y la filosofía, poniendo en boca de los interpretes un profundo hastío de una alta burguesía enferma por su continua evocación la época imperialista.

Carmen Machi siembra en esta obra lo que podría ser un buen inicio para descubrir sus limitaciones interpretativas dramáticas. Aunque la corrección es su norma, en ciertos momentos su personaje necesita un cierto empuje más allá de los estrictamente pautado. Mingo Ràfols, un elemento necesario para romper el espeso incio de la obra, enloquece a un público ávido de momentos de ruptura dramática. Efectivo, pero quizás excesivamente gestual, aunque ¿quién es capaz de medir la locura de un loco? Àngels Bassas consigue mostrar un personaje cínico lleno de matices. Sin duda, la que mejor acierta en la construcción del personaje y en expresar la frustración vital que se desprende de las palabras que Bernhard escribió.

Josep Maria Mestres mejora notablemente en la dirección de esta obra, después de una temporada irregular, en lo artístico, pero su nombre siempre conlleva escrito 'éxito de público'. Si después de aquel maravilloso Duet per una sola veu, de hace un par de meses, afirmábamos que Àngels Bassas y Mingo Ràfols necesitaban más minutos y no quedar relegados a meros papeles secundarios, esta obra ha constatado su enorme capacidad interpretativa. Esperemos que todo esto no sea flor de un día y en la próxima temporada tengan más oportunidades de seguir deleitándonos con su arte.

1 comentario:

  1. hola butaques!
    Sento discrepar amb tu... me'n vaig anar a mitja funció, cosa que em costa bastant.

    Efetivament, l'Àngels Bassas la millor, la Machi es quedava curta i en Mingo Ràfols es passava tres pobles... Vaig trobar que tot plegat no hi havia cohesió entre actors, que el moviment era excessivament estàtic que el text se m'enganxava a les orelles sense acabar-lo d'entendre.

    En fi... tinc la sensació d'haver anat a veure el bo i millor del Grec, entre La Gavina, Prometeu i aquesta... No vaig escriure res al bloc per no avorrir més el personal :)

    M'agrada la crítica i ho defenses molt bé! Me n'alegro que t'agradés! Hi ha d'haver gent per tot.

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