Elvira Lindo, nueva voz en el teatro


Elvira Lindo siempre fue una escritora inquieta. Ha navegado por diferentes géneros literarios e incluso se atrevió a principios de los años noventa con el teatro, algo que suele dar pavor a los escritores y donde muchos de ellos, algunos de gran renombre, se han estrellado. Ahora desembarca con fuerza en la cartelera madrileña con dos montajes basados en obras suyas. Uno, ya conocido, La ley de la selva (Visor, 1996), con dirección de Nieves Gámez. Otro, una adaptación hecha a cuatro manos, con el dramaturgo Borja Ortiz de Gondra, de Algo más inesperado que la muerte (Alfaguara, 2002), con puesta en escena de Josep Maria Mestres que se estrena el próximo día 24 en el teatro Lara.

Convertir su novela en una pieza teatral fue una decisión que Lindo tomó cuando la productora Los Smith (que luego se asoció con Vania Producciones) le propuso escribir algo para la escena. Pensó en Algo más inesperado que la muerte entre otras cosas porque cuando la escribió empezó como una obra de teatro: "Al principio era una situación teatral, pero el argumento se retorció, creció, aumentó". Además, invitó a sumarse al proyecto a Ortiz de Gondra, una de las jóvenes voces más sólidas del teatro español contemporáneo, quien, como ella, vive largas temporadas en Nueva York.

La autora sabe perfectamente cuál es la base de cualquier obra de teatro: los diálogos. Algo que aplica con fruición en su literatura: "Escribir diálogos no es algo ajeno para mí, de hecho son varios los guiones de cine que he escrito, y las cosas que escribo, por su naturaleza fuerte y asertiva, tienen siempre algo de teatral", señala.

Mestres, hombre ampliamente reconocido en el mundo teatral, y con muchos seguidores entre los espectadores catalanes, tuvo la impresión nada más leer el texto de que tenía entre las manos un puro Elvira Lindo: "Me interesó por lo que hay en él de sentido del humor inteligente, sin complejos, con una cierta teatralidad diferente, y, además, una voz nueva en el teatro es algo que siempre te interesa", señala el director, que confiesa abiertamente que la obra de Lindo no le ha planteado ningún problema "porque los personajes son muy de verdad, no son entelequias, tan habituales en el teatro contemporáneo, aquí hay una gran fuerza dramatúrgica".

El director se sintió interesado desde el principio por la confrontación de los dos mundos que encarnan los personajes femeninos. Tere, la chica de barrio con afán de superación enfrentada al mundo de Eulalia, una periodista venida a más, instalada en el mundo de Samuel, que sería el máximo exponente del intelectual. Mestres releyó la novela al saberse involucrado en el montaje y encontró que con la dramatización ha ganado: "He tenido la suerte de tener unos actores carismáticos y entregados y una autora que sabe cómo extraer patetismo de la comicidad y poner a los personajes en situaciones complicadas, Lindo va un punto más allá del humor negro, saca comicidad de la emoción y lo hace como nadie, es algo que está en sus novelas y en lo que escribe, una mezcla de acidez y ternura muy sorprendente, un estilo inventado por ella. Y si encima encuentras actores que no tienen pudor en mostrar ese patetismo en escena es maravilloso".

La ley de la selva nació para representarse, algo que se hizo en 1994; después se ha visto mucho fuera de España y ahora regresa a los escenarios (está en el teatro Arenal) de la mano del productor y actor Tomás Gayo y su partenaire en escena, la actriz Mariola Fuentes, quien debuta en teatro con esta obra.

La dirección ha recaído en Nieves Gámez, quien sostiene que La ley de la selva es un auténtico juguete cómico, escrito con una estupenda carpintería teatral: "El montaje, fiel al texto, potencia los aspectos disparatados de la obra y los subraya con un estilo de cómic, para hablarnos de los eternos conflictos de pareja". También La sorpresa del Roscón, un texto de 2004, se sigue representando de vez en cuando y existe el proyecto de llevar a las tablas como monólogo la novela Una palabra tuya.

Según su autora, Algo más inesperado de la muerte, que ha podido verse ya en Colombia y Luxemburgono, se ha transformado al pasar del libro al escenario. La historia sigue ahí inamovible. Intelectual entrando en la senectud, casado con periodista 30 años más joven; muchacha de servicio (que termina siendo el detonador de muchas situaciones) y el amante de ella. Papeles interpretados por Juan Antonio Quintana, Esperanza Elipe, Carmen Ruiz y David Luque. "Conocerles y verles trabajar me ha servido para respetar aún más a los actores de teatro; son profesionales por los que siento una profunda admiración", sostiene la autora.

Fuente: Rosana Torres (www.elpais.com)i

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